lunes, 13 de junio de 2011

Ama a tus enemigos



“Ama a tus enemigos” (cfr. Mt 5, 43-48). Tal vez sea el mandato de Cristo más ignorado, más desconocido, más malinterpretado, y constituye, sin embargo, la esencia del cristianismo, puesto que es un llamado a imitar a Dios Padre, que en Cristo perdona a los hombres, convertidos en enemigos por el pecado original; es una invitación a imitar a Cristo, que perdona a sus enemigos, que son quienes le quitan la vida; es una invitación a imitar a la Virgen Madre, que al pie de la cruz perdona a quienes matan a su Hijo, y son, por lo tanto, sus enemigos.

Por lo general, los cristianos, incluso los llamados “buenos”, no cumplen este mandamiento. Tal vez no tengan problemas en moral, o en la devoción, en la piedad, en las oraciones, en la fe; pero llegado el momento en que se cruzan con algún prójimo al que por un motivo u otro se lo puede calificar como “enemigo”, reaccionan como paganos.

En vez de cumplir el mandato de Cristo, hacen una regresión, en el mejor de los casos, a los tiempos pre-cristianos, al “ojo por ojo y diente por diente” (Ex 21, 24) de la ley del Talión, y si no, se comportan como paganos, rumiando el enojo y el rencor en sus corazones, y planeando –o al menos deseando- la venganza contra su prójimo.

De esta manera, se olvidan que ellos son los protagonistas de la parábola del rey que perdona la deuda a un súbdito, y en cuanto este sale, hace encarcelar a uno que le debía a su vez, sin compadecerse de él. La deuda que el rey perdona, es el equivalente a 240.000.000 años de salarios[1], mientras que la deuda que él debía perdonar, es insignificante en términos monetarios. Ése es el cristiano que, habiendo recibido el perdón de Dios Padre, el perdón de Dios Hijo, y el perdón de la Virgen Madre, desde la cruz de Cristo, se niega a perdonar a su prójimo las ofensas que éste pueda haber cometido.

“Ama a tus enemigos”. El mundo se encamina a un abismo de auto-destrucción –sistemas políticos inhumanos, carrera armamentista desenfrenada, armas nucleares potentísimas, que pueden destruir mil veces todo el planeta tierra-, y la causa es que los cristianos, sal de la tierra y luz del mundo, no han sabido dar sabor a la vida, y no han sabido iluminar, porque han olvidado, despreciado, ignorado, el mandato de Cristo, esencia de la religión católica: “Ama a tus enemigos”.


[1] Cfr. Chiesa, P., Amor, soberbia, humildad.

1 comentario:

  1. Disculpas, tengo una duda. Sin lugar a dudas esa cita es literal y entendible.Sin embargo , no lo llamaría mandato ya que Jesús mismo dice que amemos y Obedezcamos a Dios y nadie más , que él no viene a abolir las anteriores leyes , pero en la misma Biblia , que considero Sagrada Escritura , nos da también la opción contraria . Por lo tanto se podría decir que Dios permite ambas cosas y por tanto no te condenará si no lo haces ¿No es así?Graciaaas.

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