jueves, 29 de septiembre de 2011

Si en los paganos hubiera hecho los milagros que hice en ti, hace tiempo se habrían convertido



“Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida!” (cfr. Lc 10, 13-16). “Si en Tiro y Sidón hubiera hecho los milagros que hice en ustedes, hace rato se habrían convertido”. Jesús se lamenta de las ciudades hebreas, mientras que, indirectamente, alaba a las ciudades paganas de Tiro y Sidón. El motivo del lamento es la dureza del corazón de estas ciudades, que no quieren convertirse, a pesar de haber recibido la visita de Dios Hijo en Persona, y a pesar de haber sido destinataria de milagros asombrosos.

Por el contrario, si en las ciudades paganas de Tiro y Sidón hubiera hecho esos milagros, ya se habrían convertido y habrían hecho penitencia.

Análogamente a las ciudades hebreas, Jesús puede decir lo mismo a cada uno de los bautizados, pues estos han recibido grandes dones, prodigios, signos y milagros: la filiación divina con el bautismo; el Ser divino auto-donado en cada comunión; el Espíritu Santo en Persona en la Confirmación; el Amor de Dios en cada Confesión sacramental, pero a pesar de esto, muchos cristianos viven como si nada hubieran recibido, con lo cual demuestran ser peores que los paganos.

Por esto mismo, Jesús puede decir a los miembros de su Iglesia, representados en las ciudades hebreas: “Si en los paganos hubiera hecho los milagros que hice en ti, hace rato se habrían convertido, habrían hecho penitencia, ayunos, mortificación; habrían buscado vivir el único mandamiento que es necesario cumplir para llegar al cielo, el amor a Dios y al prójimo, y por eso habrían perdonado a sus enemigos, auxiliado al prójimo, y vivido en la caridad, en la paciencia, en el amor y en la compasión. Pero estos paganos recibirán mejor suerte que tú, que a pesar de la comunión diaria, no quieres convertirte”.

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