miércoles, 4 de enero de 2012

Maestro, ¿dónde vives?



“Maestro, ¿dónde vives?” (cfr. Jn 1, 35-42). A simple vista, la escena corresponde a dos discípulos que, atraídos por la figura de su maestro, quieren saber dónde vive, para compartir más de cerca sus enseñanzas. La respuesta de Jesús indicaría, por lo tanto, el lugar físico de su morada.
Pero Jesús no es un maestro más entre tantos: es Dios Hijo encarnado, hecho hombre sin dejar de ser Dios, que vive, camina, habla entre los hombres, y habita en moradas construidas por ellos, pero al mismo tiempo, en el misterio de su divinidad, vive además en otros lugares: vive en el seno de Dios Padre, en donde es engendrado desde la eternidad; vive, en el tiempo de la Encarnación, en el seno virgen de María Santísima; vive, en el tiempo sacramental de la Iglesia, en el altar eucarístico y en la Hostia consagrada.
Y quiere vivir, en el tiempo de los hombres, en los corazones pacíficos y humildes de quienes lo reciben con amor.

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