miércoles, 26 de septiembre de 2012

"Herodes quería ver a Jesús"



“Herodes quería ver a Jesús” (Mc 9, 7-9). El evangelio relata el deseo y la curiosidad que experimenta el Tetrarca Herodes de ver a Jesús. Le han llegado noticias de hechos admirables, milagros, prodigiosos, curaciones inexplicables, expulsiones de demonios, lo cual despierta en Herodes una cierta inquietud acerca de quién es Jesús. Manda a averiguar, y le traen datos que son todos falsos: que es un profeta, que es Elías. Herodes duda acerca de la identidad de Jesús; sabe que no es Juan, porque él lo mandó decapitar, lo cual aumenta más su intriga acerca de quién es Jesús: “Herodes trataba de ver a Jesús”.
Si bien este hecho es bueno en sí mismo, queda desvirtuado, en este caso, por la intención que lo acompaña: tal como lo demostrará en las Horas de la Pasión, cuando disgustado porque Jesús no hace milagros para su diversión, le hará colocar una túnica blanca, signo público y visible, en ese entonces, de locura mental. Con este gesto, Herodes demuestra cuáles son sus verdaderas intenciones respecto de Jesús: su deseo de ver a Jesús es un deseo nacido de la curiosidad vana.
Pero Herodes no es el único; ya que es el arquetipo de muchos cristianos, que no han entendido, en toda su profundísima dimensión, lo que implica el hecho de “ser cristiano”. En Herodes está representado el cristiano tibio, que conoce a Jesús vagamente por su formación catequística, pero que no quiere comprometerse más; representa al cristiano que dice querer conocer a Jesús, pero no para admirarse de sus milagros, agradecerle por su amor misericordioso manifestado en la cruz, y postrarse en acción de gracias y adoración por su condición de Dios Hijo encarnado, sino que lo quiere conocer para saber cuáles son los Mandamientos que jamás habrá de practicar; Herodes representa a los cristianos que no quieren convertirse, que convierten su bautismo y su condición de cristianos en un mero título nominal; con su vana curiosidad, Herodes representa a multitud de cristianos, de todas las edades, que conociendo los mandatos de Dios revelados por Jesús, los dejan de lado, volcándose al mundo y a sus placeres efímeros. Al vestir a Jesús con una túnica blanca, tachándolo de insano mental, Herodes representa a los cristianos que consideran una locura llevar la cruz y, dejándola de lado, prefieren caminar en dirección contraria al Calvario, siguiendo los anchos caminos de la perdición. Herodes representa a los malos cristianos, que pretenden acomodar el mensaje de Jesús a sus estrechas mentes y a sus todavía más estrechos corazones, negándose a perdonar, a pedir perdón, y a amar al prójimo como Cristo, hasta la muerte de Cruz.
“Herodes quería ver a Jesús”. También nosotros queremos ver a Jesús, y de hecho lo vemos, con los ojos de la fe, vivo, glorioso y resucitado, en la Eucaristía. La pregunta es, entonces, cómo tratamos a Jesús: si al igual que Herodes, de insano mental, porque nos manda llevar la Cruz, o si nos postramos en adoración y en acción de gracias.

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