domingo, 4 de noviembre de 2012

“Cuando des un banquete invita a los que no pueden retribuirte”



“Cuando des un banquete invita a los que no pueden retribuirte” (Lc 14, 12-14). Jesús no enseña reglas de urbanidad ni de filantropía, sino cuál es la verdadera caridad cristiana: dar de lo propio a quien, por su indigencia, no tiene modo de retribuir.
El almuerzo o banquete representan los bienes, tanto materiales como espirituales, que se ofrecen al prójimo más necesitado, y así como en un banquete se da al agasajado lo mejor de lo que se tiene, así también debe ser en la ayuda que se presta al prójimo: se debe dar de lo mejor que se tiene, tanto en el orden material, como en el espiritual.
Aunque parezca obvio, hay muchos católicos, incluso practicantes, que no tienen estos consejos presentes, o los malinterpretan, y es así como piensan que “hacer caridad” es dar de lo que sobra, de lo que ya no se usa, de lo que falta un paso para que ser convierta en chatarra. De esta manera, convierten a Cáritas Parroquial en un depósito de chatarra, de material inservible, de ropas viejas, gastadas, que no las usarían ni siquiera las mascotas del que las regala.
Más que hacer caridad, esta clase de cristianos lo que hace es convertir a Cáritas de la parroquia en un depósito de cosas inservibles, a las que incluso es más cómodo llevarlas ahí que al vertedero de residuos.
Esto no es caridad cristiana; a lo sumo es justicia, y ni siquiera justicia, porque dar de lo que no sirve, o de lo que se está a punto de desechar como residuo, más que justicia, es injusticia, porque debería haberse dado antes de que no sirva más.
Pero en el consejo de Jesús de dar a quien no puede retribuir a causa de su indigencia, hay otro aspecto, mucho más profundo, y es la imitación del Amor de Dios Padre, porque es Dios Padre quien organiza un banquete, el banquete celestial, la Santa Misa, para agasajar a quienes son indigentes, porque no pueden de ninguna manera retribuir, los hombres pecadores, y da lo que más ama, su Hijo Unigénito. El católico que da de lo que necesita él para vivir, imita entonces a Dios Padre, que da toda su vida divina en el don de su Hijo Jesús en la Eucaristía.
“Cuando des un banquete invita a los que no pueden retribuirte”. Cada Misa es un banquete organizado por Dios Padre, para nosotros, indigentes, que no podemos retribuirle. Aunque en realidad, sí podemos hacerlo, sí podemos retribuir la invitación de Dios Padre, y con creces, cuando le ofrecemos, en acción de gracias por su invitación, a su Hijo Jesús en la Eucaristía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario