martes, 27 de noviembre de 2012

“Serán odiados a causa de Mi Nombre, pero por vuestra perseverancia salvaréis vuestras vidas”



“Serán odiados a causa de Mi Nombre, pero por vuestra perseverancia salvaréis vuestras vidas” (Lc 21, 10-19). Antes de la Segunda Venida, el mal será tan abundante en la tierra, que el solo hecho de pertenecer a Cristo y llevar su nombre, el nombre de cristianos, desencadenará el odio del mundo.
El motivo del odio a los cristianos en los últimos tiempos, será causado por la incompatibilidad de las cosmovisiones: para los cristianos, existe un Dios Uno en Tres Personas, la Segunda de las cuales se encarnó en el seno de María Virgen, y es de este Dios Trino de quien derivan la naturaleza y sus leyes, la moral y la ética. Para los cristianos, Dios Trino creó al hombre e imprimió en la naturaleza humana las leyes de su perfecto funcionamiento, de modo que alterar la naturaleza, como por ejemplo, el uso de anticonceptivos, iría en contra de su designio amoroso sobre el hombre; fue Dios quien, además, dispuso que por medio del bautismo, el cuerpo del hombre fuera su templo del Espíritu Santo y santuario de Dios Padre, y que su corazón fuera el sagrario de Dios Hijo encarnado, Jesús Eucaristía, y esto es tan real que, al introducir imágenes impuras en ese  templo que es el cuerpo, se profanan, más que la persona humana administradora del cuerpo, a las Tres Divinas Personas, a quienes el cuerpo, el alma, y el corazón, pertenecen, y con mucha mayor razón se dice de la profanación física del cuerpo; fue Dios quien creó al hombre varón y mujer y santificó esta unión por medio del sacramento del matrimonio, de manera tal que el amor que santifica esta unión es el Amor mismo de Cristo, y es la razón por la cual la infidelidad, el mal trato entre los esposos, el abandono de uno al otro, son profanaciones al Amor santo de Dios Trino; fue Dios Trino quien creó al alma para que se deleitara en la contemplación de la Verdad y no se empecinara en el error, de manera que la obstinación en la herejía, en la apostasía, en la falsedad, injuria gravemente su santidad; fue Dios quien creó a la voluntad humana para que se alegrara en el Bien infinito de su Ser divino, de modo que la idolatría a las creaturas, tal como se ve en la actualidad –política, fútbol, deportes, diversiones-, es un insulto a su majestad infinita.
Al fin de los tiempos, antes de la Segunda Venida de Nuestro Señor Jesucristo, los seguidores del Anticristo habrán conseguido construir una civilización radicalmente falsa, anti-natural, anti-cristiana, blasfema y sacrílega, hecha a la medida de la humanidad sin Dios; será una humanismo religioso, pero sin Dios, puesto que el Dios del hombre en ese momento será el propio hombre, y esta civilización anti-cristiana contrastará tanto con los designios de Dios, que quienes permanezcan fieles a la Persona del Hijo de Dios, serán odiados y perseguidos, así como fue odiado y perseguido el mismo Hijo de Dios.
“Serán odiados a causa de Mí pero por su perseverancia salvaréis vuestras vidas”. Pero los que sean odiados por el mundo, tendrán un consuelo que superará toda adversidad y todo odio recibido del mundo: recibirán el Amor de Dios Padre, el Espíritu Santo, que hablará a través de ellos.
Cuando aparezcan estos cristianos, que darán testimonio de Cristo desde las cárceles del Anticristo, será la señal de que la Segunda Venida del Hijo del hombre está muy cercana.

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