miércoles, 2 de enero de 2013

La adoración de los pastores y la glorificación de los ángeles


         El Nacimiento del Niño Dios suscita diversas reacciones, tanto en el cielo como en la tierra: en el cielo, se conmueven los astros ante el Nacimiento en la tierra del Redentor, al punto que una estrella se desplaza sobre el firmamento, para señalar el lugar exacto del milagroso alumbramiento; también en el cielo se alegran por su Nacimiento los ángeles de luz, que entonan un cántico de alabanza y de adoración a su Rey, nacido en un humilde portal: “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”; se alegran los pastores que, dejando sus rebaños, acuden ante el anuncio de los ángeles a adorar al Niño Dios, ofreciéndole el humilde homenaje de su adoración (cfr. Lc 2, 20); en la tierra, incluso los seres irracionales, representados en el buey y el asno, reconocen a su Creador, y se acercan para ofrecerle el calor de sus cuerpos animales. Ante el Nacimiento del Niño del Pesebre, el cielo y la tierra se unen en común alegría y festiva alabanza, porque ese Niño es Dios en Persona, que ha venido a este mundo para conceder a los hombres el perdón divino y para concederles, además del perdón, la gracia de la filiación divina, haciéndolos herederos del cielo y poseedores del Amor divino.
         Pero no solo entre los ángeles de luz, entre los hombres y la Creación, se suscitan reacciones, ante el Nacimiento del Niño: también los habitantes de la oscuridad, los ángeles caídos, reaccionan ante este Nacimiento, y como en su naturaleza pervertida por propia decisión, no cabe otra cosa que el odio, se valen de los hombres siniestros, asociados a ellos en el mal y en la perversión, como el rey Herodes, para desencadenar lo único que saben hacer: destrucción y muerte, y es así como los ángeles oscuros planean y dirigen la matanza de los inocentes, valiéndose de hombres enceguecidos por el mal, para tratar de dar muerte al Autor de toda vida y la Vida misma Increada.
         A dos mil años del Nacimiento, se continúan suscitando las mismas reacciones: por un lado, alegría y cantos de alabanza y adoración al Niño del Pesebre, por parte de los que se consideran a sí mismos indignos de estar ante su Presencia, y se postran ante Él con corazón contrito y humillado ante la vista de la propia miseria; por otro lado, desprecio, indiferencia, perversión, por quienes no creen que el Niño sea Dios en Persona, convirtiendo a la Navidad en un rito neo-pagano, sacrílego, mero justificativo para la diversión desenfrenada, el consumismo materialista y la rienda suelta a los placeres. Estos tales, asociados a los ángeles de la oscuridad, se comportan como el servidor malo y perezoso que, no sabiendo a qué hora regresa su amo, y pensando que va a demorar, se dedica a embriagarse y a golpear a los demás. Con su actitud, demuestran desprecio y burla sacrílega al Niño del Pesebre, al paganizar y pervertir la fiesta de su Nacimiento.
         No en vano nos advierte Jesús que debemos estar “alertas y vigilantes”, porque no sabemos “ni el día ni la hora” de su regreso. Cuando esto suceda, es decir, cuando sea el Día del Juicio Final, llamado “Día de la ira de Dios” en la Escritura, Jesús aparecerá, no como el Niño indefenso y frágil del Pesebre, sino como el Justo Juez de la humanidad, Juez para el cual ya no existirá la misericordia, sino sólo la Justicia. Y será su Justicia la que premie a quienes se alegraron por su Nacimiento, con la bienaventuranza eterna en el cielo; será su Justicia la que otorgará, a los que se pervirtieron con la adoración de los ídolos del placer, de la sensualidad, del materialismo, del hedonismo, de la violencia, lo que ellos mismos se buscaron, la ausencia de su Presencia para siempre, al decirles: “Fuera los perros, los hechiceros, los fornicadores, los homicidas” (Ap 22, 15).
         Al que se alegra por su Nacimiento, el Niño Dios lo recompensa con la vida eterna; a quien rechaza su Amor y su perdón, el Niño Dios, ya convertido en Juez Eterno, le da lo que el corazón perverso del hombre sin Dios desea.

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