jueves, 27 de febrero de 2014

“Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”


“Que el hombre no separe lo que Dios ha unido” (Mc 10, 1-12). Los fariseos ponen a prueba a Jesús, citando la ley de Moisés, que permitía el divorcio en caso de adulterio. Pero Jesús se remite “al principio” de la Creación, es decir, al plan original de Dios, al plan divino que Dios había trazado para la plena felicidad del hombre, plan en el cual de ninguna manera aparecen ni el adulterio ni el divorcio. Lo que Jesús les dice a los fariseos es que en el diseño original de Dios, el hombre es creado como una “unidad dual”, como “varón-mujer” y lo que los fariseos y todos los hombres deben entender, es que es en esta “unidad-dual” en donde se encuentra la felicidad del hombre, porque así lo ha dispuesto la Divina Sabiduría.
Cuando se produce la ruptura de la unidad-dual “varón-mujer”, o cuando se busca crear, de modo artificial y anti-natural, uniones anti-naturales que no responden a este diseño original de la Divina Sabiduría -diseño basado en el Amor-, el hombre buscará vanamente la felicidad, porque esos modelos son incapaces, por su propia naturaleza, de proporcionarle felicidad.
Esta la razón por la cual Jesús advierte, no solo a los fariseos, sino a toda la humanidad: “el hombre no separe lo que Dios ha unido”: si Dios, en su infinita Sabiduría y en su infinito Amor, ha dispuesto que sea feliz en la unión y fidelidad indisoluble entre el varón y la mujer, entonces no puede el hombre, neciamente, pretender ser feliz en la ruptura de esta unión o en la invención de cuantas uniones artificiales y anti-naturales  se le ocurra.

“Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”. El mundo de hoy hace oídos sordos a la advertencia de Jesús, sin darse cuenta de que así cierra las puertas a su propia felicidad. Se hubieran evitado y se evitarían, cientos de miles de rupturas matrimoniales, de vidas destrozadas, de familias destruidas, de niños abandonados, de sociedades en crisis, si tan solo se hubiera hecho caso a las palabras de Jesús: “Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”.

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