martes, 15 de septiembre de 2015

¿Por qué los cristianos adoramos la Santa Cruz?



¿Por qué los cristianos adoramos la Santa Cruz? La cruz es sinónimo de muerte, de dolor, de humillación; para los romanos, era el instrumento por el cual se castigaba a los más peligrosos delincuentes; para los judíos, era la advertencia por parte del opresor, que debían obedecer sus órdenes, porque de lo contrario, sufrirían la misma suerte. ¿Por qué entonces los cristianos adoramos la cruz? 
Ante todo, los cristianos no adoramos al leño de la cruz en sí mismo, sino a Cristo en su signo; en la cruz adoramos al Rey de cielos y tierra, que se ha hecho cruz con sus brazos extendidos; adoramos en la cruz a Cristo, el Hombre-Dios, que está clavado, con tres gruesos clavos de hierro, al leño de la cruz, haciéndose así, de esta manera, Él mismo cruz en la cruz; adoramos en la Cruz al Sumo y Eterno Pontífice, Jesucristo, que extiende sus manos y se convierte Él mismo en cruz, el estandarte victorioso y ensangrentado del Cordero “como degollado” (cfr. Ap 5, 6), el mismo estandarte que aparecerá en los cielos, luminoso y glorioso, al fin de los tiempos, en el Último Día . 
Porque Cristo se ha hecho cruz en la cruz, los cristianos adoramos el signo de la cruz, porque en ella el Hombre-Dios transformó el signo de muerte e ignominia en signo y misterio de vida y de gloria divinos. Así lo dice una antífona de la Fiesta de la Exaltación de la Cruz: “Adoramos el signo de la Cruz, por medio del cual hemos recibido el misterio de salvación. Es decir, lo que los hombres convirtieron en signo de muerte, la cruz, Dios Encarnado, Jesús de Nazareth, lo convierte, con la omnipotencia de su Amor misericordioso, en signo de vida divina, de perdón y de misericordia de Dios, de Amor Divino derramado sin límites sobre los hombres y es a este signo al que adoramos. Los hombres dieron a Dios Padre a su Hijo crucificado, como signo de su pecado deicida; Dios Padre devuelve a los hombres ese mismo signo, pero convertido, de signo de muerte y deicidio, en signo de salvación, de vida y de resurrección, de nacimiento a la vida de la gracia, la vida de los hijos de Dios y así, como signo victorioso del Hombre-Dios, que desde la cruz triunfa sobre los tres grandes enemigos del hombre, el demonio, la muerte y el pecado, es como los cristianos adoramos a la Cruz.
Por lo tanto, cuando los cristianos adoramos la cruz, no adoramos al leño en sí mismo, sino al misterio que el leño de la cruz significa y oculta al mismo tiempo: la cruz significa el misterio de Dios, al manifestarlo visiblemente, pero al mismo tiempo lo esconde, porque sólo la luz de la fe es capaz de ver este misterio divino .
Entonces, por esto es que los cristianos adoramos la cruz: porque en la cruz adoramos al Rey de cielos y tierra, el Dios Tres veces Santo, Cristo Jesús, que con sus brazos extendidos en la cruz, se hace cruz y reina, glorioso y triunfante, en las almas de los elegidos.

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